
IGLESIA PARROQUIAL DE LA VIRGEN DE GRACIA
Edificio reedificado entre los años 1720 y 1753, sobre los escombros de una antigua mezquita aljama de las alquerías del Plan de Énova/Yânubah, con una necrópolis próxima (siglos XI-XIII) (Polo & García), transformada en iglesia de Santa María de Gracia por Jaume I, el como la Énova de los Cristianos. El edificio tardo-románico del siglo XIII, una iglesia de conquista, sería reemplazado en el siglo XVIII por el actual inmueble, mucho mayor. La capilla de la Comunión data de 1828, y el presbiterio se ensanchó en 1949.
La rectoría de Santa María de la Énova figura en los listados de recaudación del diezmo del Arzobispado de Valencia de los años 1279 y 1280, y en diferentes pergaminos de los años 1295-1316, cuando era párroco don Pedro Hilari, que ascendería después al cargo de vicario foráneo (tipo de vicario foráneo). En obras efectuadas en el año 2000 apareció en el subsuelo de la capilla de los Santos de la Piedra (antiguo corredor de acceso al foso medieval) una preciosa estela sepulcral labrada en piedra caliza de Llosar dels Francs. Se trata de un monolito con pie ataludado que soporta un círculo o disco solar, con una cruz griega inscrita.
Marcaría seguramente el punto de enterramiento de algún párroco, alcalde o personaje importante de la época. Es probable que fecha del siglo XIII, una época todavía de transición entre el románico –se trata de una estela románica– y el gótico.
La iglesia medieval contaba con un altar mayor presidido por la Virgen de Gracia y un altar lateral, con su correspondiente ahora, consagrado a san Pedro apóstol. Según la visita pastoral de 1401, aparte de estos altares había una gran caja de pino que contenía los libros, indumentos litúrgicos y objetos de plata. El edificio llegó a albergar a los fieles de hasta 80 o 90 familias, que eran las residentes en la Énova de los siglos XIV-XV.
CAPILLA DE LA AURORA
Esta pequeña capilla dedicada a la Virgen de la Aurora se alza entre dos viviendas particulares, en el número 26 de la Calle Mayor de l´Ènova.
Aunque data de las décadas de 1760-1770, fue en tiempos de la revolución liberal (décadas de 1800-1830), cuando el clero rural animó el culto a la Aurora Divina como una manera de preservar del laicismo la arraigada devoción popular, a través de los rezos de la calle: anticlericales a base de bastones. Normalmente eran los quintos de los pueblos –los mossos destinados al sorteo de soldados– quienes se ocupaban de realizar fiestas en la Aurora. En el interior se encontraba una imagen del prestigioso escultor valenciano Ignasi Vergara Ximeno (1715-1775), que fue destruida en la revolución marxista de 1936. El párroco cura Agustí Planells Medina la reemplazó en 1943 por una imagen nueva, obra de Galar. Cuando visitó por 1900 el pueblo mosén Sucías, hizo esta descripción del inmueble:
Este pequeño edificio se encuentra en la entrada de la población por el camino de Manuel. Es una pequeña habitación donde los cofrades de la Aurora guardan esta venerable imagen. Hay que decir de ella que es obra de Ignacio Vergara, y no es el caso añadir que es superior en su talla. Está muy mal encarnada, pues el artista que tal hizo, seguramente era muy poco maestro.
El suelo de la ermita conserva pinturas de estilo pompeyano (último cuarto del siglo XVIII), que representan dos escenas bíblicas y la Virgen María como Fuente de Vida, Torre de David, etc., las cuales no tienen nada notable, como afirmaba Sucías. Frente a la ermita hay un patio cerrado por una verja, que la separa de la Calle Mayor
Su estado actual de conservación es bueno y tanto el edificio como su contenido están bien mantenidos.
La fachada es muy sencilla: en ella se abre una puerta rectangular moderna de hierro y vidrio, y sólo cabe destacar la espadaña que remata el frontón, que exhibe en vez de la habitual campana un retablo de azulejos con imagen de la titular y la fecha de 1963. El interior es una nave única cubierta con la nave única cubierta pintura decorativa original. En el presbiterio se encuentra la imagen de la Divina Aurora, copia de la original perdida, obra de Ignacio Vergara.
La población celebra fiestas en la Divina Aurora durante la última semana del mes de julio, con numerosos actos religiosos y populares.
CALVARIO (CONJUNTO DE ERMITA Y CASALICIS)
Los casalices de losas de piedra del vía crucis datan de un primer calvario barroco, del año 1798, localizado originalmente sobre un camino de la sierra que actualmente se llama todavía la calle del Calvario. Ya a finales del siglo XIX, y por iniciativa del carismático párroco de Santa María de la Énova, mosén Romano Quilis (1897-1900), subieron los casalicis allá arriba los vecinos o feligreses del pueblo, en tiempos de Cuaresma y con carros de bueyes (1886).
Lo hacían como agradecimiento al Santísimo Cristo de la Salud por acabar con la terrible epidemia de cólera morbo asiático de 1885.
La financiación de la obra del Calvario y de la construcción de la nueva ermita se hacía recogiendo limosnas durante los rosarios de calles, con coplas como la que dice:
En la puerta tienes a la Aurora,
pidiendo limosna, si la quieres dar,
para hacerle una ermita a su hijo,
que no tiene casa ni dónde habitar.
Se adecuó a entonces el actual vía crucis y se eliminaron los restos del antiguo castillo medieval o andalusí de Yénova (del que afloran todavía en el solar cerámicas medievales) para edificar la ermita de El Salvador: un edificio de planta de cruz griega, alzado con obra de mampostería y baldosa; cubierto según proyecto por una cúpula sobre conchas, y con una espadaña en la fachada. La ermita estaba destinada a albergar la imagen del Santísimo Cristo de la Salud. Y, de hecho, parece que se acabó y que estuvo algunos años en pie, si hacemos caso del comentario de mosén Sucías, que visitó en pueblo a principios de siglo: Se edificó en 1886, dice de la ermita. No tienen más que un altar, donde se encuentra la imagen de Jesús Crucificado.
A lo largo del siglo XX, expulsado del pueblo el polémico párroco promotor y devuelto a Cristo a la iglesia (1901), la ermita iría asomándose y solsiendo, al capricho de los tiempos, hasta época muy reciente. Las lluvias extraordinarias del otoño de 1982 hicieron que se asolara una parte importante del inmueble religioso: parte de la fachada, con el óculo y la espadaña que se observan todavía en fotografías de las décadas de 1950-1970, y uno de los tres arcos diafragmáticos de baldosa que sostiene.
Entonces se despertó el interés por restaurar el edificio o, al menos, consolidar sus restos a fin de evitar su desaparición. Sin embargo, la reparación del camino se aplazaría hasta 2000 y la reconstrucción de algunos arcos no llegó hasta 2005, gracias al patrocinio de la Diputación provincial.
Solo permanecen en pie 6 de las 14 estaciones, y en estado de abandono. De todas formas, el lugar tiene un gran encanto paisajístico, unas vistas impresionantes y un excelente futuro como paraje recreativo, de paseo y de esparcimiento, si continúa la tarea restauradora.
CRUZ DE TÉRMINO
Desde el siglo XV, las ciudades y villas valencianas decoraron las entradas o salidas de los pueblos a los caminos principales con peirones o cruces de término monumentales, consistentes en pilares coronados por un crucifijo con valor generalmente escultórico y artístico.
En caso de que nos ocupa, parece producto de la iniciativa de algún párroco del siglo XIX. No se conserva documentación sobre la prenda. Con posterioridad a la Guerra Civil fue repuesta la cruz metálica.
Se trata de una plataforma o peana circular escalonada, con dos escalones de sillares de piedra caliza. Descansa encima un pilar rectangular, con peana y cornisa clásicos, decorado por tres lados con sendos bajos relieves que representan, respectivamente: el anagrama coronado del Mater Amatissima (la Virgen María, reina de los Cielos), el Chiprer (sicut Cypres in Sion) y la Palmera. Estos dos árboles son también alegorías marianas (símbolo del triunfo, la victoria y la castidad de María Santísima) inspiradas en las letanías lauretanas. La iconografía concuerda, pues, con la dedicación de la parroquia de Énova a la Virgen de Gracia. Corona el conjunto una bola u orbe coronado por una cruz neo-renacentista de forja de hierro.
SÉNIA DE LES PARETETES
A mediados del siglo XIX se vivía un tiempo de expansión agrícola sin precedentes y se estaban transformando en huertas algunos secanos alteros, por medio de derivar pulseras o de construir norias metálicas, como las tres que existían en el término de la Énova: la noria del Camino de Arriba o de las Parejitas con el sénia del Camí de Baix acueducto, y la noria y balsa de la Xica Morta, en la Cañada de Sancho. En estas tierras nuevamente colonizadas se arrancaban olivos, viñedos y algarrobos para plantar naranjos.
Recurrimos a la detallada descripción que hace el equipo ESTEPA, coordinado por Jorge Hermosilla: “Este elemento hidráulico está localizado en el sector suroriental del término de L’Ènova, en un entorno donde se pueden observar las obras destinadas a la construcción de la nueva línea férrea, partida de las Paretetes. en seco. En una actuación posterior, se recubrieron con mortero de hormigón. en los cuales se acumulaba el caudal extraído del antiguo mecanismo se conservan los anclajes utilizados para afianzarlo al pozo.
ALQUERÍA ISLÁMICA
A mediados del siglo XIX se vivía un tiempo de expansión agrícola sin precedentes y se estaban transformando en huertas algunos secanos alteros, por medio de derivar pulseras o de construir norias metálicas, como las tres que existían en el término de la Énova: la noria del Camino de Arriba o de las Parejitas, de la Sénia del Camino de Bajo acueducto, y la noria y balsa de la Xica Morta, en la Cañada de Sancho En estas tierras nuevamente colonizadas se arrancaban olivos, viñedos y algarrobos para plantar naranjos.
ACEQUIA MADRE DE ÉNOVA, PARTIDORES Y LAVADEROS
La extensión regada por la Acequia Común de Énova –llamada así porque riega todo el plan de Énova, la Yanubah de los árabes– alcanzó su máximo hacia 1918. Entonces se evaluó la superficie regada en 21.345 hanegadas, repartidas por los términos de Manuel, la Énova, Rafelguaraf Ribera. Aparte de esto, las aguas de la acequia movían desde época medieval las muelas de diferentes molinos harineros y arroceros: los de Benimeixix (molino de Senyera), Roseta (molino de Les Penyetes, término Manuel), la Volta y la Riba (pueblo de Manuel); Sancho, el Molinillo y los Villas (término de la Énova), y Berfull (término de Rafelguaraf).
Toda aquella agua procede del azud de la Torre d’en Lloris (pueblo del término de Xàtiva): el embalse milenario –renovado en hormigón en el año 1944– que desvía el agua del río de Albaida por dentro de la Acequia Común. La canal discurre por la orilla derecha del río y atraviesa el riachuelo de Barxeta –de donde también recoge el agua, si es necesario– para adentrarse en término de Manuel.
En Manuel se encuentra el partidor de la Acequia Madre, el del Tercio, donde la tercera parte del agua se desvía hacia la izquierda para nutrir la acequia del Tercio o de la Villa, que proporciona riego a Senyera, una parte del término de Castellón (sorregada en buena medida por la acequia de Escalona, a partir del siglo XVII) y algunas tierras de Roseta. La acequia continúa por Manuel hasta llegar al núcleo de Énova, y va tirando brazaletes que reciben agua de sumideros.
En las ordenanzas antiguas del riego, se habla de 14 sumideros con derecho y algunos otros llamados sumideros ciegos, que sólo se abren de manera eventual, previa licencia de la junta de regimiento del riego. Los sumideros con derecho, fijados por las ordenaciones son los siguientes: 1) el primero de Manuel y Sant Joanet; 2) el primero de la Pobla Llarga o de Montflorit; 3) el segundo de Manuel; 4) el sumidero primero de Faldeta; 5) el segundo de Faldeta; 6) el tercero de Faldeta; 7) el cuarto de Faldeta; 8) el de Torreta; 9) el segundo de La Pobla o sumidero de Vistabella; 10) el segundo de Torreta; 11) el del Jesuset (en Torreta); 12) el primero del Abad; 13) el segundo del Abad, y 14) el de Berfull. Tras éste el agua de la Comuna llega a los partidores de Sanç (núcleo antiguo del municipio de la Énova y objeto ya de esta ficha patrimonial), donde se asigna una parte del caudal al ‘tercerol de Berfull’ (cuyo agua se junta con la del sumidero de Berfull, dentro de la acequia del mismo nombre) y una acequia del mismo nombre) de Sancho). El resto del agua de la acequia sigue adelante por la derecha para sacar hacia los partidores de Énova, cerca del molino de Sancho y el lavadero de Énova. Aquí se acaba la acequia madre, ya que el agua se reparte a proporción entre los regantes del Énova (astillador de la derecha), el Tossalet o Tossalnou (astillador de enmedio) y Rafelguaraf (boquera de la derecha). Cerca de aquí se localizan dos pozos a motor –obra de los años ochenta– que ayudan a regar, si es necesario, en tiempo de sequía.
Partes integrantes
1) El cajero de la acequia, elemento distribuidor del agua de riego, en uso.
2) Los lavaderos, usados tradicionalmente para lavar la ropa, en desuso.
Están hechos con losas inclinadas de piedra caliza, fijadas sobre el borde izquierdo del cajero en tramos determinados.
3) La señal de la fila o marca de hierro en el cajero (explicación técnica)
El diseño del trazado de ciertas partes de la acequia próximas a los partidores (anchura, declive, alzado de la lámina de agua hasta las llamadas ‘señal de la fila’) permitía a los técnicos hidraulistas evaluar si el año era enjuto, de media o o llover, y alterar la distribución de filas de ‘. Una de estas ‘señales’ se encontraba en los partidores de Sanç, acotando con término de Manuel, donde se acababan los sumideros y comenzaba la distribución del agua por boqueres y brazaletes. En las ordenaciones de riego redactadas en el año 1845, leemos:
Después de estos albañales, ya cincuenta pies del que se acaba de nombrar [el último sumidero de Berfull], se encuentran los partidores llamados de Sanz, que son unas hendiduras o boquillas abiertas por arriba y cerrados con vírgenes o rejas de hierro por la parte anterior y posterior, en medio de cuyos partidores hay plantada verticalmente una barra de fila’, a medio pié del enlosado, hasta cuyo punto debe legar el agua en los días de parada. En estos partidores se divide el agua en tres brazos, sirviendo el que se encuentra a la izquierda para Berfull, el de medio para Sanz, y el tercero, que es aún común, sigue su curso para Énova, entrando por la casa y huerto del señorío de Sanz (…) y terminando en los partidores de Énova.
NÚCLEO MEDIEVAL DE SANCHO
La fundación “Sanç” se remonta a principios del siglo XI (información arqueológica de interés en el subsuelo). En la segunda mitad del siglo XV, fue arrasada y reconstruida en forma de plaza cuadrangular, con un pozo (desaparecido hace unas décadas) y dos portales (el de arriba, desaparecido, y el de abajo, repuesto hacia 1600).
Presidía la plaza el castillo-palacio conocido como Castellnou o palacio de los Ferrer, caballeros y señores del pueblo, conservado. En el exterior, se localizaría una mezquita (iglesia a partir de 1521), sobre cuyo solar se levantaría la actual capilla de San José (el edificio actual es del siglo XIX). En la parte de abajo, se localizan los escombros del molino hidráulico harinero y arrocero de Sanç, uno de los que formaban parte, desde la edad media, del sistema de la Acequia de Énova.
La noticia documental más antigua de la existencia de este lugar con el nombre de “Sanç” es la de la construcción del molino de Sanç en 1348 por el vecino de Xàtiva Bernat Sanç, hijo de Berenguer, en la acequia llamada ‘dels Banys’ (el mismo dicho ‘del Bany’ en un escrito de 1325).
PARAJE MUNICIPAL PINO DE AMBROSIO
Se trata de la recuperación forestal de un espacio natural conocido como “Pi d’Ambrosio”, esta actuación se realiza con la colaboración de la Diputación de Valencia, mediante la subvención solicitada para la “Recuperación de Espacios Degradados”. Al mismo tiempo existe solicitada ante la Conselleria de Medio Ambiente, una propuesta para que este paraje esté catalogado y protegido, declarándolo Paraje Natural Municipal.
VILLA ROMANA
La parte excavada corresponde a la “pars urbana” (parte más lujosa de la villa), totalmente forrada de mármol y decorada con jardines florales, baños termales con calefacción subterránea, columnas de mármol, pavimentos con mosaicos, molduras, murales, piscinas decorativas donde reflejar la arquitectura y refrescar Invicto. La “pares rústica” (donde vivían los esclavos, los animales y donde se hacía el vino y el aceite) todavía está pendiente de ser excavada
. Rodhine, la esclava predilecta de Publi Corneli. Muere con sólo 26 años de edad, a la que Publi Corneli, como muestra de su cariño, le dedicó un monumento funerario de dos toneladas de peso
. · / an(norum) · XXVI · h(ic) · s(ita) · e<s>t
/ sit · tibi · ter(ra) · levis».
‘Rodine, liberta de Publi Corneli Junià, de 26 años, es aquí enterrada. Que la
tierra te sea leve ‘
‘ ser, ¿algo más?… ¡la tierra sabe el secreto!
CANTERAS ROMANAS
05 de junio de 2017
En la cantera de los Cuatro Caminos o Losar de los Francos. Como podéis observar por las marcas conservadas, el mármol se extraía en forma de bloques rectangulares.
Hay una inscripción de otro hermano de Publi BCorneli Junià, el encargado de los negocios familiares en Italia. Y en la villa de los Quintilii, la más importante del Imperio, hay piezas de mármol cortadas aquí.
Las lápidas de L’Énova nos proporcionan los nombres griegos de algunos esclavos como Leonas, Vibius Euthycus y Himetós. El nombre Himet nos recuerda a las famosas canteras de mármol blanco del Monte Himet, cerca de Atenas. Es evidente que nuestro antepasado Publi Corneli contrató a especialistas de Grecia, (los mejores esculpiendo mármol), por lo que en la villa Iuniana había una decoración de estilo helenístico tan sofisticada.
Estos canteros disponían en la cantera de una aedícula o capillita, donde venerar a una divinidad, Erriapus, Dios ibérico (hispánico) de las canteras en el Pirineo, o en todo caso Silvanus, protector de estos lugares de explotación.
CARRILADES IBERO ROMANES DE L’ÉNOVA
Las llamadas “carriladas”, son las marcas de una vía perpendicular a la Vía Heraklea (Camino de Hércules) durante la Edad del Bronce, y que posteriormente, los romanos la rebautizaron como Via Augusta.
Esta vía en época ibérica, unía el interior de la península con el mar, conectando directamente la antigua ciudad Saiti (Saetabis romana) con la ciudad de Dianium (actual Denia).
Estas carriladas están muy marcadas en la roca debido al tráfico continuo de los carros, al compararlas con otras, como los encuentros en el camino a de Edeta y Arse, entre otras características, la distancia entre ejes de las ruedas, confirma que datan de la misma época, la época ibérica.
En Énova, este camino se aprovechó durante siglos debido a las explotaciones romanas, al pasar por delante de la cantera se utilizaban para drenar la producción de mármol, al tiempo que también servían para conectar la maravillosa Villa Romana con el resto del mundo.