Dístylo

Se trata de un singular monumento conmemorativo funerario fechado en el s. I d.c (año 102). Está ubicado en la Plaza de la constitución, dentro del municipio de Zalamea, aunque primeramente estuvo emplazado fuera de los muros de la ciudad de Iulipa, siendo utilizado como torre campanario de la Iglesia Parroquial hasta enero de 1961. En este año, los arquitectos José Menéndez Pidal y Antonio García Bellido comenzaron su restauración terminando tres años después recuperando así el monumento, su fisonomía original como obra exenta.

La construcción tiene una altura de 23,23 metros, siendo la de más altura de su familia y única en la Península Ibérica. Fue declarado Monumento Nacional por Decreto de 1931.

El origen de este monumento se encuentra en Delfos (Grecia), de donde pasa a través de Alejandro Magno a Siria.

Según Menéndez Pidal pudo pasar a Zalamea de dos formas:

A través del padre de Trajano, mientras estuvo de cónsul en Siria, según atestigua la Epigrafía que se encontró junto al monumento y que aún se conserva parte de él en la Iglesia Parroquial.

“MAX. TRIB. PONT III COS.IIII MUNIC. IULIPENSE. D.D.D.”

Cuya traducción sería:

“El municipio ilipense dedicó este monumento al emperador: Cesar Nerva Trajano: hijo del divino Nerva Germano, Máximo pontífice, cuando era por tercera vez potestad tribunicia y cuarta vez cónsul”.

A través de los mercaderes sirios que venían hasta aquí para comerciar.

Constructivamente está compuesto por:

Un Podium de 1,37 metros de altura, apoyado directamente sobre la roca madre, y repartido en tres hileras de 0,45 metros.
Un Basamento de unos 6,34 metros de altura, compuesto a base de un orden apilastrado. Posee cuatro pilastras en los frontales y tres en los laterales.

Un Entablamento formado por un arquitrabe dividido en tres plantas de bandas y una cornisa que separa el arquitrabe del friso, no consta que tuviera decoración, encontrándose aquí la inscripción de Tongilia.

Sobre el basamento se levantan dos basas desde donde parten dos columnas de fustes estriados con una altura de 10,40 metros, seguido por un atrio de coronación formado por un collarino y un capitel corintio. Toda la construcción está realizada en piedra de sillería granítica aparejadas en hileras horizontales de altura similar.

Castillo de Arribalavilla

Antonio Navareño Mateos en el libro “Castillos y Fortalezas en Extremadura”, nos habla del Castillo de Zalamea:

“La toma de Zalamea por Fernando III con ayuda de la Orden de Alcántara en 1232, hace pensar en la existencia de una fortaleza islámica en el lugar, aunque la que ahora podemos contemplar fue construida por completo con posteridad a la Reconquista.

El castillo actual, con planta cuadrangular regular de proporciones moderadas, con torres en los ángulos, en un lugar accesible no muy elevado, junto a la población, responde al modelo de fortificación del siglo XV. Creemos que entonces se aprovecharían algunos elementos del viejo castillo existente anteriormente, como parte de la cerca primitiva que todavía en el siglo XVI se cita como barbacana, pero ya vieja y arruinada, aunque todavía conservaba algunos “torrejones” o cubos.

Todavía conserva las cuatro torres angulares, pero ha perdido el lienzo del lado occidental, junto al cual a finales del siglo XV construyó su palacio el Maestre don Juan de Zúñiga.

Sin embargo, las torres mantienen aún su fisonomía y consistencia primitivas, incluso hemos podido conocer sus nombres en la documentación del siglo XVI.

Cisterna Romana

En la calle de Santa Prisca, nº 81, actualmente se está realizado el acondicionamiento para que pueda ser visitable, existe una construcción subterránea, que el propietario utiliza como pajar, que, por su disposición y características constructivas, cabe asignar a la época romana.

Lo conservado del edificio, se reduce a cuatro estancias en línea, de las que la más exterior está destruida, en parte, como decimos. Las tres más interiores, de dimensiones casi iguales, de cómo 1’25 m de fondo por 1’65 m de ancho, están separadas entre sí por arquerías con huecos de paso de 0’65 m de luz, con la particularidad de que como las estancias tienen bastante altura (4,44 m), cada arquería aparece doblada en altitud, sin duda para aligerar el peso considerable que gravitaría sobre la ordenación inferior; esta curiosa disposición, nos recuerda los arcos de entibo que aligeran las arquerías del acueducto de Los Milagros de Mérida, y los que en la mezquita cordobesa peraltan las naves del oratorio musulmán con funciones constructivas muy similares. Avanzando hacia la actual salida, se aprecian otras dos estancias, la más exterior, como decimos, incompleta, separadas por arcos del mismo tipo y dimensiones, pero únicos en altura, por lo que se peraltan para conseguir una altura correspondiente a la clave de los arcos superiores antes descritos; la supresión está justificada, ya que el pavimento de estas habitaciones, más alto en esta zona, imposibilita la solución de arquerías superpuestas. Así, estas habitaciones tendrían, si ambas se suponen iguales, unos tres metros de profundidad por un metro setenta y dos de ancho, como todas las del conjunto.

El sistema de construcción del edificio es, como anticipamos, netamente romano; los paramentos son de mampostería menuda tratada con cuidado en hiladas que tienden a la horizontalidad; mientras que los diferentes muros de separación de las estancias, de un espesor que varía entre los 0’45 y los 0’70 m, es un curioso aparejo mixto de sillería de granito con verdugadas de a cinco hiladas de ladrillo (sus dimensiones son 28 x 22 x 3’5 cm; la junta tiene de espesor, por término medio, unos 5 cm), rellenándose los espacios que contornean las arquerías con mampostería similar en todo a la de los paramentos laterales de la construcción; es de señalar que los arcos, por su reducidas dimensiones, no se despiezan, estando constituidos por un sillar a todo tizón, recortado en forma semicircular. Las bóvedas son de cañón, dispuesto en sentido longitudinal, y aparecen construidas con la misma mampostería ya señalada en paramentos, siendo su directriz de arco rebajado; en el centro de cada bóveda, y en cada una de las estancias, un lucernario circular de unos 30 cm de diámetro daría luz y ventilación al interior. A juzgar por lo que es posible reconocer en las roturas de los muros, éstos se componían con un núcleo de hormigón de cal y canto, al modo de otras construcciones de tradición romana. Es de señalar que el edificio estuvo en su interior totalmente estucado a la cal, tanto en sus paramentos verticales como en sus bóvedas y suelos, con la particularidad de que, en éstos, los ángulos que forman con los muros, aparecen achaflanados en forma similar a la manera en que se rematan las construcciones romanas de destino hidráulico (estanques, acueductos, cisternas, etc.).

La más señera es la Torre del Homenaje, la única prismática, con un interesante sistema de autodefensa al tener la puerta de acceso elevada varios metros sobre el nivel del adarve. También la Torre Oscura, situada en el ángulo suroccidental tiene un interesante sistema de seguridad al contar en su interior con un angosto pasadizo por el que es preciso circular para acceder a las dependencias de sus distintos pisos o para trasladarse de un adarve a otro.

Algo parecido, aunque más simple, sirve como seguro en la Torre de la Higuera, situada en el ángulo noroccidental, pues para comunicar los dos lienzos de ese ángulo era preciso subir por una angosta escalera hasta la terraza y luego descender por otra similar. La única que es hueca en su parte baja en la Torre Mocha, situada en el ángulo nororiental.
Como era característico en este tipo de castillo, contaba con sendos volúmenes adosados a los cuatro muros del recinto, desplegándose en torno a un patio cuadrado en el centro.

Ahora sólo queda uno de los muros maestros que configuraban la crujía de un lado, pero por la documentación sabemos su disposición original y la ocupación de estos para albergar las distintas dependencias domésticas y residenciales del castillo.

Sin embargo, sí puede visitarse el aljibe que se halla en el centro del patio, aunque ha sufrido muchas modificaciones y ha perdido su primitiva función, sabemos que se construyó a mediados del siglo XVI, época en la que se acometen muy importantes y cuantiosas obras de restauración y acondicionamiento del castillo, pero poco después comienza su abandono”.

En 1826, se instaló en el interior el cementerio municipal, siendo exhumados los restos que aún contenía en 1976, aunque quedan algunas lápidas de esta época en su interior.

Palacio de don Juan de Zúñiga

En el flanco occidental se disponía el Palacio de Don Juan de Zúñiga, construido en el último cuarto del siglo XV. Actualmente sólo se conserva la fachada, que la forman una puerta (que es el acceso actual al Castillo) con arco escarzado y moldura gótica, dos plantas de vanos rebajados, disponiendo uno de ellos asientos de piedra embutidos, rematada el coronamiento una cornisa en bocel y el escudo de los Zúñiga.

Don Juan de Zúñiga ya libre de sus ocupaciones militares se instala en Zalamea de la Serena, donde construyó un fastuoso palacio adosado al castillo, el que convirtió en Corte Literaria, a la que acudieron figuras eminentes como Fray Gutiérrez de Trejo, jurista y Caballero de la Orden de Alcántara, Gray Domingo, teólogo de la Orden de Predicadores, Abasurto, astrólogo que escribió en esta academia uno de sus mejores libros, el “Tratado de las influencias del cielo” (1486); el maestro de Capilla Salórzano, el mayor músico que conocieron aquellos siglos.
El astrólogo Abasurto le enseñó todo lo que era lícito sobre la astrología y era tan aficionado que ordenó que le pintasen en el aposento más alto del palacio, el cielo con sus planetas, astros y signos del Zodiaco.

De esta nómina de personajes ilustres que conformaban la corte literaria destaca con singular relieve, Antonio de Nebrija, que permaneció al lado de Don Juan de Zúñiga en su palacio durante largas temporadas entre los años 1485 y 1503, y donde escribió la primera gramática de la lengua Castellana y el primer diccionario de nuestra lengua, ambas obras impresas en 1492.

Iglesia parroquial Nuestra Señora de los Milagros

La Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros se encuentra en la Plaza de la Constitución, junto al Distylo, que hasta la década de los 60 del siglo pasado formó parte del campanario del templo.

Este edificio, originario del siglo XIII, es la construcción más antigua de la zona, aunque sufrió reconstrucciones en los siglos XV y XVII, lo que hace que no pueda ser encuadrada en ningún estilo artístico concreto.

La fachada, que presenta ojos de buey, pequeñas ventanas o troneras y epigrafías romanas, está realizada con sillares de piedra granítica, y de ella sobresalen la estructura ochavada de la cabecera, su capilla adosada y la torrecilla.

En el interior, el cuerpo principal consta de una única nave con tres tramos, cubierta por bóveda de lunetos, coro a los pies sobre pilares graníticos y cabecera cuadrangular. Esta, que corresponde a la parte más antigua de la obra, resulta de mayor altura que la nave, cubriéndose mediante cúpula ochavada sobre trompas, con crucería estrellada. A este cuerpo principal se adosan, por el lado de la Epístola, una nave menor remodelada en el siglo XVII, compuesta por cuatro capillas con bóveda de arista, y otra mayor, de traza gótica, con cubierta de nervadura, aneja a la cabecera. Por el lado del Evangelio se abren otras capillas, con cubiertas de crucería y portadas de rica labra gótica, estilo al que también corresponde el púlpito y la escalera existente en la Sacristía.

Tiene dos puertas de acceso; la principal es de estilo gótico, con arco de medio punto, arquivoltas en piedra granítica, y la puerta trasera es de estilo protogótico con arco apuntalado en piedra granítica igualmente. Existe otra puerta, la del campanario, de estilo románico con arco de medio punto y coronada con el escudo de la familia de los Zúñiga

Casa de Pedro Crespo

Es la típica casa de arquitectura popular solariega.

La fachada contiene un dintel con un arco escarzado. Dentro se conserva la escalera de acceso al piso superior o doblado, donde almacenaban el grano y guardaban los aperos de labranza.

Tiene todos los elementos decorativos como pomas, hornacinas, molduras o incluso el doble arco con el que se mira la escalera, siendo del más puro estilo gótico, labrado en piedra granítica.

El suelo es típico de labrado en piedra granítica. El suelo es típico de rollito y sus techos, realizados con palos y jara, son de poca altura.

Al ser un labrador adinerado, para la construcción de su casa Pedro Crespo utilizó motivos decorativos del Palacio de Zúñiga.

Dentro de la casa se muestra la viga del techo en la que fue ahorcado, en 1580, el Capitán Álvaro de Ataide. Ha sido reformada en 2009/2010 para albergar el museo de “El Alcalde de Zalamea”.

Real capilla del Santísimo Cristo de la quinta angustia

Según las investigaciones llevadas a cabo por la Licenciada en Historia del Arte, Ana Victoria Cantero Domínguez, se hace una descripción detallada de la azulejería de la Real Capilla del Stmo. Cristo de la Quinta Angustia.

Las trazas del edificio fueron dadas por Francisco de Mora en 1607, que comprendían la Iglesia y el contiguo hospital. En la primera trabajaron también su sobrino Juan Gómez de Mora y José Villareal. Las obras de la Iglesia se dieron por terminadas después de la muerte de Mora, en 1611, de ella, sólo se edificó la cabecera y la tercera parte de su única nave; las de la Sacristía concluyeron en 1617.

La Capilla es de fábrica de mampostería y piedra. Con portada de traza clásica, con tres columnas a cada lado, y dos en el cuerpo de coronamiento, sirviendo de remate el escudo real de los Austrias. Es de una nave, con planta de cruz latina (inacabada), y cúpula de media naranja en el crucero.

Del interior destacan como elementos decorativos paneles de azulejos planos pintados que decoran los muros de la Iglesia y la Sacristía, son de tema sacro. Todos ellos debieron formar parte de un conjunto realizado, seguramente, para otro edificio, pues su ubicación actual, como posteriormente veremos, no es la originaria. Las imágenes representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. El lenguaje empleado para todos ellos es expresivo, esencial y claro.

a) Paneles situados en la Iglesia:

Están colocadas en la zona del presbiterio todas las escenas que hacen referencia al Nuevo Testamento y tres más del Antiguo Testamento. En el testero se situaron tres registros del Antiguo Testamento que representan:

“El Sacrificio de Abrahán”.
“La Zarza Ardiente”.
“El Diluvio Universal”.
Por temática, su lugar de ubicación sería la Sacristía, formando parte del grupo allí dispuesto.

En los muros laterales, lado de la Epístola y lado del Evangelio, las representaciones son del Nuevo Testamento y describen la Pasión y Muerte de Jesús, resueltas con más o menos acierto. Siguiendo un orden cronológico de acontecimientos, comienzan en el lado de la Epístola con la “Oración de Jesús en el Huerto de los Olivos” y otras cinco más. En el lado del Evangelio el inicio se hace con la “Primera Caída de Jesús con la Cruz a Cuestas” y finalizan con la representación de la “Aplicación de Ungüentos a Cristo Muerto”.

En todas ellas hay un predominio de los fondos arquitectónicos, salvo en la “Oración en el Huerto de los Olivos”, el “Calvario” y “La Piedad”, que es el paisaje vegetal el protagonista, pero de escasa floresta. El número total de registros ubicados en el presbiterio son diecisiete.

Todas las representaciones tienen la misma medida: 0’80 m de ancho por 1’05 m de alto, a excepción de tres, a las que se les ha quitado o añadido algún elemento, por eso las medidas difieren del resto.

Los azulejos tienen el mismo patrón: 13×13 cm, también los de cerradura. El número de piezas por representación es de 48.

b) Paneles situados en la Sacristía:

Las piezas cerámicas recubren en casi su totalidad todos los muros de la estancia. La mayoría de las representaciones hacen alusión a escenas del Antiguo Testamento, cinco situadas en el muro derecho, dos en el izquierdo y una más en el de acceso. Del Nuevo Testamento es el panel que cubre todo el muro frontal, creemos representaba el “Calvario”, destacando del resto por su enorme envergadura.

Comenzando por la parte derecha y siguiendo un orden cronológico, se representa “La Creación”, en varios registros:

“Creación del Mundo”
“Creación de Adán”
“Creación de Eva”
“Eva Ofrece el Fruto Prohibido a Adán”
“Expulsión del Paraíso”

En el muro izquierdo las escenas hacen referencia al Diluvio Universal:

“Construcción del Arca de Noé
“Entrada de los Animales en el Arca de Noé”:

La última escena, situada en el muro de acceso a la Sacristía, no sabemos con certeza a quién representa, suponemos que puede ser alguna “Santa Mártir”, que tenga relación con la localidad.

Todos los paneles tienen la misma altura 1’21m, en cambio la anchura difiere, siendo la más repetida la de 1’35m.

Muro Frontal: Nosotros vamos a suponer que las dos figuras formaban parte de un Calvario, en el que la representación de Jesucristo crucificado debió perderse.

“El Calvario”: Es un impresionante mural, que tiene aproximadamente unos tres metros de alto por cinco de ancho y cubre todo el testero de la sacristía.

Plaza y monumento a Calderón de la Barca

En el pueblo donde se celebra la obra de El Alcalde de Zalamea no podía faltar una plaza y monumento a Calderón de la Barca. Si llegas desde el norte, vas a encontrarte con ella nada más entrar al pueblo. Es un bonito espacio público, donde hay diferentes restaurantes para comer.

En el centro de la plaza está el monumento a Calderón de la Barca. A un lado verás también el edificio del Ayuntamiento, que es uno de los más representativos de esta zona. Allí encontrarás un panel informativo con los diferentes lugares que visitar en Zalamea de la Serena y la importancia histórica que han tenido.