Estamos en el año 1320, donde el mismo Don Juan Manuel, autor de la obra mundialmente conocida “El Conde Lucanor”, dueño y señor de la fortaleza de Molina Seca, nos introduce los acontecimientos acaecidos en ese lugar más de setenta años antes, y que cambiaron por completo el rumbo de Mulinat as-Sikka. Unos sucesos llenos de tensión e incertidumbre que sembraron la angustia en las gentes que aquí vivían.
La Taifa de Murcia solicitó el vasallaje a la corona de Castilla, quien le ofreció buenas condiciones a cambio de ser su protector. El pacto fue firmado en Alcaraz, el mes de abril de 1243. En mayo de 1243, el infante Alfonso de Castilla entró a la Taifa de Murcia. Poco después, se encontró con una sorpresa: varias medinas no estaban dispuestas a rendir vasallaje a los cristianos. Eran Orihuela, Alicante, Lorca, Mula, Cartagena, Ricote, Aledo y… ¡Mulinat as-Sikka!
Así fue como el ejército castellano, al mando de Pelayo Pérez Correa, maestre de la Orden de Santiago, se dirigió a Ricote y después a Aledo. Ambas localidades fueron sometidas por la espada. Los cristianos tomaron también por las armas la medina de Cartagena. Lorca se rindió ante el cerco de las tropas y aceptó las condiciones sin batallar. Por último, Mula fue cercada y, a pesar de la fuerte resistencia, vencida.
Tras el episodio de Mula, el ejército castellano se dirigió hacia la fortaleza de Mulinat as-Sikka, lugar de paso y cruce de grandes vías atravesadas constantemente por comerciantes, tropas y caravanas. Veamos cómo fue esta historia crucial para el futuro de este pueblo.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE FIESTAS Y RECREACIONES HISTÓRICAS
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