BANNER Pelayo, nuestro Rey

FIESTA DE RECREACIÓN HISTÓRICA DE LOS ORÍGENES DEL REINO DE ASTURIAS

La entrada de los musulmanes en la península Ibérica y su victoria en la batalla de Guadalete en el año 711 supuso el fin del Reino Visigodo de Toledo y la desaparición del poder central que éste suponía.

Según los textos de la época, los invasores “dominada la tierra junto con el reino, mataron a los más por la espada y a los restantes se los ganaron atrayéndolos  con un tratado de paz”.

Así todo el territorio peninsular quedó fragmentado en diferentes poderes locales que, de manera descoordinada fueron bien pactando o bien enfrentándose infructuosamente a la ocupación. “Por todas las provincias de España pusieron gobernadores y durante varios años pagaron tributo al rey de Babilonia (al califa) y afianzaron su reino en Córdoba”.

Asturias no fue una excepción y en esta zona se estableció un delegado del poder cordobés a quien las Crónicas dan el nombre de “Munuza”, que ejercía el poder en la región.

Contra él se levantaría la población astur unos años después, en 718, por razones que pueden oscilar entre la insostenible situación de dominación y el aumento de las cargas e impuestos a que se veían año tras año sometidos por los recién llegados hasta la afrenta personal que sufriría uno de sus principales, Pelayo.

Pelayo sería elegido entonces como líder de esta población, descontenta en un concilio o asamblea, como se venía haciendo desde tiempo atrás, que aglutinaría a los variados pobladores de esta tierra: astures, hispanorromanos y visigodos. Todos ellos, desde 718 hostigarían a los invasores hasta vencerles unos años después en Covadonga, propagando la noticia de la rebelión a todo el norte peninsular y dando inicio al Reino de Asturias con Pelayo a su frente.