Colegiata de San Miguel

La Colegiata de San Miguel es uno de los edificios más emblemáticos del Municipio. Herencia probable de una construcción románica del siglo XII, su estructura actual se fue configurando en sucesivas etapas hasta el siglo XVII. De estilo general gótico renacentista, se compone de un templo y una torre de espectacular belleza que ha merecido múltiples calificativos laudatorios a lo largo del tiempo.

El templo se desarrolla en tres naves de gran capacidad, cubiertas con bóvedas de crucería y estrelladas que apoyan en dos grandes pilares de sección octogonal. Esta estructura parece que fue resultado de una modificación adoptada a finales del siglo XV del plan original, que probablemente proyectaba una doble fila de columnas de apoyo y bóvedas más pequeñas, tal como puede deducirse de la disposición de los contrafuertes exteriores. Un ábside de planta octogonal cierra el templo por su cabecera y se diseñó con una ligera desviación hacia el norte respecto al eje principal del edificio.

En su interior alberga un conjunto de retablos renacentistas y barrocos de gran valor artístico, entre los que destacan el de la capilla de San Ildefonso (1509, donación de Alonso de Fuentes, ampudiano, Provisor de la catedral de Burgos) obra probable de Juan Ortiz el Viejo I; el de Santa Ana (1515) atribuido a Vasco de la Zarza, donación del ampudiano Alfonso Martín Castrillo, Chantre de la catedral de Ávila; el llamado de la Virgen del Populo en la nave del Evangelio (hacia 1512), donación de Fray Pascual de la Fuensanta, ampudiano que llegó a ser obispo de Burgos; o el retablo mayor de la primera mitad del siglo XVII (iniciado en 1621, terminado en 1651) en el que trabajaron los escultores Diego de Basoco y Pablo de Freiría.

Aparte de estos retablos destacan algunas otras piezas singulares como el púlpito y crucificado atribuidos a Alejo de Vahía (siglo XV), los sepulcros de Don Pedro García de Herrera y su mujer María de Ayala (segunda mitad del siglo XV) restaurados en 2007, o el magnífico órgano barroco construido en 1779 por Tadeo Ortega (restaurado en 1993 y 2007)..

La torre, de 63 metros de altura, se compone de siete tramos separados por impostas y muestra dos niveles claramente diferenciados: un cuerpo de aspecto macizo en la base con puertas y ventanales cegados, que sin duda fue la construcción más antigua, proyectada desde 1509, y la linterna superior, con profusión de candelabros, cresterías y adornos, que debió de proyectarse más tarde. Sabemos que desde 1541 el arquitecto Juan de Escalante trabajaba en esta linterna con colaboración de Gaspar de Solórzano, que hacia 1549 estaba prácticamente terminada y que todavía en 1561 se saldaban cuentas pendientes con Escalante..La linterna ha sido objeto de una restauración integral entre mayo y noviembre de 2021.

En el año 1606 este templo se vio ennoblecido con el traslado de la Abadía existente en Husillos (Palencia) a Ampudia con categoría de Colegiata nullius diocesis (esto es, no dependiente de ningún obispado). Su promotor fue D. Francisco de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, señor de la villa en esos años, el Papa Paulo V sancionó la fundación y la dotación de 33 prebendas o cargos para la misma, un Abad, 4 ·”Dignidades” (Prior, Chantre, Tesorero y Maestrescuela), 12 canónigos, 8 capellanes y 8 racioneros; las personas destinadas a estos cargos eran propuestas directamente por el Duque de Lerma y sus sucesores en el señorío de la villa El templo experimentó algunas reformas para su adaptación a esta nueva situación: se construyó el coro en el lugar que se conserva, también una sala capitular para las reuniones del cabildo, se encargó un nuevo retablo para la capilla mayor y otras obras menores.

La institución se desarrolló con etapas de esplendor y otras más difíciles hasta que las leyes desamortizadoras del siglo XIX la privaron de parte sustancial de sus fuentes de ingresos. En 1864 fue suprimida y el templo pasó a depender del Obispado de Palencia como simple parroquia.

El 20 de agosto de 1954 parte de este templo se derrumbó al ceder una de las columnas principales. Las obras de reconstrucción corrieron a cargo del arquitecto diocesano Antonio Font de Bedoya y duraron cuatro años, durante los cuales, el culto se celebró en la Ermita de La Cruz, edificio anejo a la iglesia que actualmente ocupa (desde 2002) el Ayuntamiento de la Villa.

Castillo

El castillo de Ampudia es, el más importante y mejor conservado de la provincia de Palencia. Fue construido entre los siglos XIII y XV, siendo declarado monumento nacional el 3 de julio de 1931.

De arquitectura gótica, presenta una planta trapezoidal que cuenta con tres torres cuadradas en las esquinas (la cuarta torre se derrumbó debido a que las bodegas que había al lado del castillo, horadaron sus cimientos), la mayor de las cuales se corresponde con la llamada torre del homenaje. Presenta una fachada de elegante aspecto, distribuida simétricamente y ornamentada con bellas escaraguaitas de traza flamenca y un escudo del Duque de Lerma.

Como nota curiosa, podemos decir que, en este castillo, se firmó el documento por el cual se produjo el cambio de capitalidad de Valladolid a Madrid.

Entre los Señores que han poseído el castillo cabría destacar al Conde de Salvatierra, D. Pedro de Ayala, que abrazó la causa comunera dando lugar al hecho de armas conocido como la Batalla de Ampudia, entre los partidarios del emperador y las tropas acaudilladas por el obispo Acuña. Además, podemos citar a D. Juan de Alburquerque (1280-1354), Duque de Lerma, la Casa Ducal de Alba y el Conde de La Granja. Y como huéspedes destacados del castillo mencionaremos a Dña. María de Molina, el Rey Fernando el Católico y Carlos V.

A principios del siglo XVII se convierte en titular del señorío Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma y favorito del rey Felipe III, al que atrajo en distintas ocasiones a la Villa, convirtiéndose el castillo en sede ocasional de la corte y siendo éste su periodo de máximo esplendor.

A partir de entonces el castillo entrará en un largo periodo de abandono hasta ser adquirido, en 1960, por D. Eugenio Fontaneda Pérez, el cual, desarrolló un arduo proceso de restauración que ha llevado a la recuperación de este histórico edificio.

Además, fruto de su labor coleccionista, el castillo alberga una gran y variada colección de antigüedades que se distribuyen en las diferentes salas: arqueología, arte sacro, artes populares, juguetes, armas, etnografía, etc.

Hospital de Nuestra Señora de Clemencia

Fundado por el Mariscal de Castilla y señor de Ampudia, Pedro García de Herrera y otorgado el 3 de enero de 1455.

En un principio fue un hospital para los pobres del pueblo y los alrededores que funcionó hasta el año 1946. A partir de esta fecha prestó un servicio llamado «Socorro Domiciliario», que consistía en ofrecer a los pobres y enfermos alimentos y medicinas. Lo regía la fundación Nuestra Señora de Clemencia, que estaba formada por el sacerdote, el alcalde y dos hombres buenos del pueblo.

Es un edificio de dos plantas, en cuyo interior se encuentra un patio porticado. A través del patio, se tiene acceso a las dependencias interiores. Posee una capilla en la que se conserva un magnífico retablo.

Actualmente, ha sido totalmente restaurado y alberga en su interior la Oficina Municipal de Turismo, así como un Centro de Exposiciones, en el que encontramos las muestras permanentes de Maquetas de Sebastián Vaquero y El Museo de la Medicina.

Museo de Arte Sacro

Ubicado en el Antiguo Convento de San Francisco, fue fundado en el siglo XVII por el Duque de Lerma, Valido del rey Felipe III.

De su construcción queda la Iglesia, del renacimiento tardío y decoración mudéjar. Posee planta de cruz latina con bóveda semicircular en el cuerpo y rebajada en el transepto. Los arcos de ladrillo de medio punto, daban acceso al claustro hoy desaparecido, huerta, campo santo y dependencias conventuales.

Las leyes desamortizadoras de la primera mitad del siglo XIX significaron el fin de la institución. No obstante, se celebraron cultos litúrgicos hasta 1940.

En este año pasa a ser utilizado por los labradores del pueblo como silo de grano de cereal.

En 1990 su titularidad pasa a ser del Ayuntamiento, comenzando éste su rehabilitación con el proyecto de convertirse en el actual Museo de Arte Sacro.

El nuevo Museo de Arte Sacro de Ampudia es, sin lugar a dudas, por el valor de sus piezas artísticas, uno de los más importantes de la provincia de Palencia. En su interior podemos descubrir un gran número de piezas escultóricas, pictóricas y orfebres. Hablamos de un museo de gran riqueza patrimonial en el que se pueden encontrar obras que van desde el siglo XII hasta el siglo XVIII.

Tomás de Sierra, Pedro de Ávila y el Maestro de Paredes, son algunos de los genios que dejaron su impronta en la Villa, tanto en escultura como en pintura, sin olvidar las valiosas tallas y pinturas de autores anónimos. El museo guarda también una amplia colección de ropajes litúrgicos y otra de cantorales, así como una nutrida representación de cálices, cruces procesionales, Vírgenes, báculos, cuadros, muebles, lienzos, crucifijos, candelabros, cetros y muestras de todo aquello que tuvo o tiene que ver con el universo religioso de la Iglesia Católica y su incidencia en Ampudia.

Santuario de Nuestra Señora de Alconada

El Santuario de Ntra. Sra. de Alconada se halla a pocos kilómetros al nordeste de Ampudia, en la carretera de Dueñas y Palencia, junto al arroyo del Salón, en una pradera arbolada. El monumento remonta sus orígenes al siglo XII, cuando se erigió una ermita para custodia devocional de una imagen románica sedente de la Virgen María con el Niño, hallada por un pastor llamado Marcos que, gracias a ella, recobró la vista, según la tradición popular, en 1133, en una capilla subterránea, en el pueblo de Arconada, cerca de Carrión de los Condes. Tras su descubrimiento, la imagen permaneció en el altar mayor de la iglesia parroquial de Arconada hasta que en 1219, en acatamiento, según continúa diciendo el relato tradicional, del deseo de la Virgen, fue trasladada a Ampudia para recibir culto en un primitivo santuario particular bajo la advocación de Nuestra Señora de Arconada, en referencia al citado pueblo. Esta Virgen se convirtió en la patrona de Ampudia y de la comarca de Tierra de Campos palentina. Su festividad se celebra el 8 de septiembre.

La imagen de la Stma. Virgen se trata de una talla muy antigua, una obra románica de finales del siglo XII o principios del XIII. La Virgen ya fue venerada en Écija (Sevilla), bajo la advocación de Nuestra Señora de los Remedios, hasta la ocupación árabe del 711, en que dos capitanes del derrotado ejército visigodo la pusieron a salvo, llevándola hasta Arconada, donde la enterraron. Fue desenterrada y venerada bajo el nombre de Nuestra Señora del Socorro durante más de 100 años, hasta su traslado a Ampudia, donde recibió el nombre de Nuestra señora de Arconada. Actualmente, la talla se halla en el Museo de Arte Sacro de Ampudia, situado en el antiguo edificio del convento de san Francisco. Alfonso X le dedica a la Virgen de Arconada una de las últimas composiciones de sus Cantigas de Santa María, escritas en gallego-portugués. También hay referencias de la imagen mariana en las obras del mítico arcediano del Alcor (especie de vicario episcopal de la zona, cargo hoy desaparecido por la preeminencia del arcipreste y del vicario de Campos, según las directrices del Vaticano II). El papa Benedicto XIII (el papa Luna) explicita en su Cartulario la advocación de esta Virgen. La traducción del castellano antiguo nos lleva a cambiar la R por la L en la denominación de la advocación mariana, al igual que la ubicación misma de su templo entre los montes Alcores.

La fábrica corresponde a una reforma general acometida entre 1729 y 1747 bajo la dirección del maestro arquitecto fray Juan Antonio Suárez, O.P. Gracias a las generosas limosnas de los devotos, la antigua ermita-santuario fue reconstruida y ampliada en estilo barroco en un espacioso templo con planta de cruz latina, bóveda de cañón y rico mobiliario; con todo, las obras quedaron inconclusas por falta de fondos. El interior acoge los siguientes elementos: el retablo mayor, realizado en madera dorada y jaspeada (1784) , de estilo neoclásico, en cuyo centro, en un camarín, se alza la imagen (réplica de la talla original) de la Virgen de Alconada, el retablo es coronado por tres imágenes de la Stma. Virgen: La Asunción de nuestra Señora en el centro de la Anunciación y la Visitación a su prima Sta. Isabel; a los lados del camarín de la Virgen podemos contemplar grandes tallas de San José y el arcángel San Rafael. Los otros cuatro retablos de estilo barroco se encuentran en el crucero del templo, albergan importantes santos de la historia de la Iglesia; dos de ellos con anagramas jesuíticos que hacen pensar en la proveniente donación de los retablos por los miembros de la Compañía de Jesús de Villagarcía de Campos, cuyos novicios venían a pasar tantas de ejercicios espirituales a la Villa de Ampudia. En la nave central podemos contemplar cuatro lienzos de 1749 con diversos pasajes de la leyenda de la Virgen, y otros cuadros anónimos de distintos tiempos exvotos (que narran milagros) de la Stma. Virgen; encima de los mismos una docena de lienzos sencillos nos recuerdan la vida de Santa María según nos lo narran las sagradas escrituras.

Durante los dos siglos siguientes, el edificio fue deteriorándose hasta el punto de presentar un aspecto deplorable, según informa una crónica del navarro Monasterio de la Oliva fechada en 1950. En 1956 la comunidad de 30 monjas que habitaban el monasterio de Sancti Spiritu de Olmedo, Valladolid, adscrito a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (Trapenses), se trasladó a este lugar, convirtiendo en monasterio las dependencias adosadas al santuario. En 1977, esta primera comunidad monacal se mudó al Santuario de Nuestra Señora de Vico, en Arnedo, La Rioja.

El monasterio de Alconada quedó vacío hasta 1985, año en que cuatro hermanas procedentes del monasterio de Nuestra Señora del Valle de Aranda de Duero, Burgos, perteneciente a la Congregación de San Bernardo o de Castilla, del Císter, tomó posesión del mismo.

En 1988, el santuario fue objeto de una amplia restauración, se descubrió la piedra que estaba cubierta por el encalado realizado en el siglo XVIII para proteger de la peste, se cambiaron las vidrieras y cristales y se derrumbó el coro alto de la anterior comunidad monástica. El 3 de agosto de 2020 una rotura de una viga provoca la caída del tejado del santuario, durante su arreglo el 5 de agosto de 2021 sufrió un incendio sin causar daños al patrimonio; el 16 de mayo de 2022 colapsa la cúpula del santuario dando así lugar a una obra de restauración integra del edificio: se retira la tarima del suelo, descubriendo el ladrillo original colocado en el siglo XVIII , en el centro del santuario se coloca una imitación moderna del mismo por el deterioro importante del mismo sufrido por la caída de la cúpula. Se descubre el presbiterio de piedra y se rehace la cúpula con madera de un metro más de altura que la anterior y elementos arquitectónicos nuevos dejándola translucida; se aumenta la luminosidad del templo con focos led.

El 6 de agosto de 2023 se reinaugura el templo con la presencia del Excmo. e Ilmo. Mons. Javier del Rio Sendino, obispo emérito de Tarija (Bolivia) palentino, devoto de la Stma. Virgen y director de la Casa Sacerdotal de nuestra Diócesis; le acompañaron el Vicario general de la misma; el Rector del Santuario y cura Párroco de la U.P. e Ampudia D. David Pérez Gutiérrez que ha encabezado la indigente restauración del templo, y otros sacerdotes devotos de la Advocación mariana de Ntra. Sra. de Alconada, junto con centenares de fieles de los 45 pueblos de la que es Patrona y Madre.

Calles de arquitectura típica castellana

Las dos calles principales Ontiveros y Corredera, son porticadas, es decir, las casas reposan en rústicos troncos de árboles o columnas de piedra formando una estructura de soportales que se mantienen en pie desde el siglo XVII. Estos soportales servían para resguardarse del frío y las inclemencias del tiempo.

En 1601-1603, Ampudia obtuvo, a petición del Duque de Lerma, privilegio de Felipe III para celebrar un mercado franco semanal y una feria franca de diez días al año (en septiembre), libres de cargas impositivas, y es en estas calles principales donde se situaban los comerciantes y mercaderes.

Los nombres de las calles tienen relación con la morfología primitiva del núcleo (Cerca, Castillo, Ronda del Cubo…), con los oficios tradicionales (Yeseros) y con personajes que destacaron en la historia del municipio, como los maestros Aristóbulo Llorente y Doña Josefa Gromaz, el ingeniero naval Francisco Martín Gromaz o el filósofo Fray Marcelino Gutiérrez.

Además, hoy en día podemos encontrar todavía antiguas hornacinas como la de San Juan en la C/ Duque de Alba, la de San Antón en la C/ Corredera y la de la Virgen de Alconada en la C/ Ontiveros, que en otros tiempos eran puntos de encuentro y celebraciones en las festividades de estos santos.

Predominan en el casco urbano las casas de dos alturas. Sus muros son espesos para protegerse de las temperaturas extremas. Tradicionalmente se construían en adobe o tapial y piedra, lo que les prestaba un color gris o blanco sucio. Posteriormente se empezaron a reparar o crear de nueva planta utilizando ladrillo y encalando las fachadas y en la actualidad suelen pintarse en tonos ocres y beige. (Ley de urbanismo para la protección y conservación del casco urbano).

En su exterior se pueden apreciar como elementos característicos el alero y los canes de los tejados. Las ventanas no suelen ser muy grandes en los pisos bajos, mientras que en los altos proliferan los balcones de forja. Las puertas, de madera, sencillas y resistentes.

En su interior suelen tener los dormitorios en el piso superior, y sobre ellos el desván. En el piso inferior: zaguán, cocina, despensa, comedor, patio o corral, y en muchas ocasiones con pozo, gallinero, pajar, cuadra, marranera…

El sistema de calefacción de estas casas, que todavía hoy perdura en muchas de ellas, es la gloria o enroje.

Ermita de Santiago

Fue construida entre los siglos XVI y XVII, aunque probablemente para sustituir a un edificio anterior. Aneja al castillo, sirvió en su día para los actos religiosos en caso de asedio y fue también sede de una parroquia. En 1851 se reedificó gracias a D. Manuel Ambrosio Tariego, que llegó a ser capellán en la Colegiata de Ampudia y chantre de la catedral de Sevilla. En los años 70 del siglo XX, se produjo paulatinamente su casi total derrumbamiento. En 1977 hubo un proyecto de restauración con la colaboración de la Fundación Fontaneda, pero hubo que esperar a 1998 para su reinauguración. En su interior alberga un retablo muy retocado y rehecho a partir de los restos del que se colocó en 1787 procedente del Santuario de Nuestra Señora de Alconada y una imagen procesional del santo titular, muy popular en Ampudia. Sus fiestas tradicionales se celebraban el 23 de mayo y el 25 de julio; sólo en esta última fecha se sigue celebrando una solemne festividad gracias a la diligente gestión de su cofradía.

Ermita de la Virgen del Castrillo

Es probablemente el único testimonio de un antiguo pueblo llamado Castrillejo o Castriello, cuya existencia se documenta ya a principios del siglo X y que perduró hasta la primera mitad del siglo XIV, como se recoge en varios documentos del Obispado de Palencia (especialmente las relaciones de sus lugares elaboradas en la época del obispo Don Vasco -1344 a 1352-, donde se dice que todavía tenía parroquia con tres clérigos a su cuidado). Hace algunos años se descubrieron en sus proximidades varios enterramientos antropomorfos y está pendiente de iniciativa pública una deseable prospección arqueológica de todo su entorno.

El poblado debió de quedar vacío a principios del siglo XIV (o quizá como consecuencia de la peste de 1348) y la actual ermita, reconstruida entre 1621 y 1626 (en 1648 se le añadió el pórtico o portal exterior), y restaurada parcialmente en 2002, es con toda probabilidad heredera de lo que fuera su iglesia parroquial; en Ampudia sigue existiendo una cofradía de la Virgen del Castrillo, cuya imagen se guarda en la iglesia parroquial (capilla de Santa Ana), y sigue celebrándose su fiesta el último domingo de julio, aunque ya no se lleva a cabo la antigua procesión que conducía a la imagen desde su ermita la víspera y la devolvía a ella el mismo día de la fiesta por la tarde.

Los palomares

El palomar o palomero es de origen romano. Su estructura suele ser de planta circular, aunque a veces es cuadrada, rectangular o poligonal. Sus muros son de adobe o tapial, cubiertos a una vertiente de teja con puerta de acceso simple al mediodía. Su finalidad era y es la cría de pichones.

En los últimos años se han rescatado muchas de estas construcciones, gracias a las ayudas recibidas por sus propietarios. Aun así, un gran número de ellos se han derrumbado por falta de cuidados.

Los chozos

Construcciones de una sola planta, circulares y con forma cónica realizados en piedra. Poseen una puerta de entrada simple y un solo habitáculo interior. Los chozos se hayan situados en torno a lo que se llamaban cañadas, veredas o cordeles, donde servían como refugio e incluso vivienda a los pastores.

Casi todos ellos necesitan de una restauración, pese a lo cual y debido a su rústica construcción siguen siendo bien visibles y conservan su aspecto general.

Plaza de Toros

La villa de Ampudia ha mantenido desde tiempo inmemorial una notable afición a los festejos taurinos, Contamos con testimonios documentados de fiestas de toros al menos desde el siglo XIII: la cantiga 351 de Alfonso X (rey de Castilla y León desde 1252 a 1284) narra cómo en la fiesta que se hacía en agosto en honor a la Virgen de Alconada se corrían vacas y alguna de ellas se mataba luego para dar de comer a los peregrinos que acudían en gran número a esta celebración. Tenemos constancia escrita de que esta fiesta se seguía celebrando en la misma fecha a mediados del siglo XVI, con donación de toros por devotos de la Virgen y colaboración del concejo en los gastos del festejo.

En los primeros años del siglo XVII, coincidiendo con la estancia en Valladolid de la Corte del Reino, fueron numerosas las ocasiones en que los reyes (Felipe III y Margarita de Austria) y miembros ilustres de la Corte visitaron la villa por invitación del Duque de Lerma, señor de Ampudia; en esos años; al menos en dos de estas visitas (1604 y 1606) se corrieron toros en honor de los visitantes con participación a veces de los propios vecinos, tal como cuenta el cronista real Luis Cabrera de Córdoba.

En la Colegiata de San Miguel se conserva un óleo de gran formato que narra cómo el vecino de Ampudia, Manuel Iñigo, cayó al toril en un festejo taurino celebrado el 12 de septiembre de 1703 y salió ileso del ataque de los toros que allí estaban; atribuyó su suerte a la mediación del Santo Cristo, San Cristóbal y Santa Teresa y dedicó a su capilla esta pintura (la capilla del Santo Cristo se conserva con este nombre, aunque en el retablo la imagen del Cristo titular, obra del siglo XV atribuida a Alejo de Vahía, ha sido reemplazada por una de San Isidro y fue trasladada al retablo mayor de la misma iglesia).

Distintas cofradías del pueblo organizaban fiestas taurinas en el pasado en los días de sus celebraciones oficiales, de manera que este tipo de espectáculos constituía un ingrediente fundamental en las fiestas que marcaban hitos y citas anuales importantes en la vida local de una sociedad agrícola (conocemos algunas de las organizadas por la Cofradía de los Pastores en honor de la Virgen de Aleonada, por ejemplo en 1775 y 1786).

La presencia taurina en el municipio se reflejaba incluso en el callejero local. Desde tiempos remotos existían en la parte más antigua del pueblo, próxima al castillo, dos calles nombradas Callejón de los Toros y el Toril. La primera denominación se perdió cuando en 1911 el ayuntamiento decidió dedicar una calle al ilustre filósofo ampudiano Fray Marcelino Gutiérrez /(1858-1893), La segunda aún se conserva en la actualidad, aunque con un trazado probablemente distinto del original

En los años 50-60 del siglo XX los festejos taurinos se celebraban especialmente en las fiestas patronales de septiembre, en plazas portátiles o construidas con carros en algún corral medianamente capaz (como el llamado corral de Roque) y como producto directo de esta afición la villa llegó a contar con algunas figuras de aspirantes a toreros, entre los que destacó Vicente Ramos “Ramitos”, que aparece en algunos carteles de novilleros y becerristas en los años 50.

En los años 70 del siglo pasado las capeas y otros espectáculos taurinos seguían siendo habituales en las fiestas pàtronales anuales, todavía en recintos desmontables o improvisados.

Aunque no tenga directa relación con el tema que nos ocupa, también merece destacarse la presencia en el municipio de una ganadería de reses bravas que pastan en la finca denominada Monte de la Torre de unas 450 has. Se trata del hierro Martín de la Fuente (antes Gavilán), de encaste Contreras, cuyo gran impulsor, José Antonio Martín Gavilán, conocido en los círculos taurinos como Pepe Gavilán, recibió recientemente un merecido homenaje por una vida entera dedicada al mundo taurino (Valladolid, 9 de septiembre de 2023, con ocasión de la feria de la Virgen de San Lorenzo; en 2013 recibió otra mención honorífica en Cuellar (Segovia), a cuyos encierros ha estado muy vinculada esta ganadería).

Todos esos precedentes parece que exigían la creación de un recinto estable dedicado a la fiesta y sólo hubo que esperar a la buena predisposición e iniciativa de las autoridades locales y alguna disponibilidad presupuestaria para abordar este proyecto.

En agosto de 1977 se inició la construcción de la plaza de toros actual con la decisiva aportación financiera de la Sociedad Deportiva de caza local Ntra. Sra. de Alconada. En una primera fase se cimentaron y levantaron con bloques de cemento la barrera, contrabarrera y callejón entre ambas. En campañas sucesivas de trabajo, cuando hubo presupuesto y mano de obra disponibles, se fueron construyendo los chiqueros, corral y manga de desembarque, y en varias fases posteriores el graderío, íntegramente de piedra de cantería, que se terminaría en los años 90.

Se inauguró en la práctica en septiembre de 1980, con remolques en el perímetro como gradas provisionales para el público y una capea de vaquillas.

Desde que estuvo hábil el ruedo y funcionales sus servicios básicos (accesos, burladeros,,,) ha sido escenario de numerosas celebraciones de todo tipo, que se multiplicaron una vez que se concluyó en su totalidad: festejos taurinos en varias ocasiones, pero también conciertos musicales, hogueras y parrilladas populares (festividad de San Miguel en septiembre especialmente), espectáculos teatrales o circenses, concursos de peñas, etc, encontraron en este recinto un marco ideal para la fiesta y convivencia social.

En los últimos años la plaza ha experimentado un profundo proceso de rehabilitación con intervenciones importantes en varios de sus elementos. En 2021 se renovaron los burladeros, se repintó todo el perímetro del coso y la contrabarrera y se sustituyó la arena del ruedo por albero. En 2022 se remodelaron los accesos generales al recinto, el corral y los chiqueros. En 2023 se remataron obras pendientes en los accesos y se instaló una nueva iluminación con tecnología de led de última generación. Están proyectadas actuaciones inmediatas en la zona de desembarque y corrales para facilitar las tareas de desenjaule.

Después de estas operaciones la plaza ofrece en la actualidad un aspecto magnífico y plena funcionalidad para todo tipo de festejos taurinos, Quizá por ello ha sido elegida como sede de las fases finales de los Encuentros anuales de Escuelas Taurinas que vienen organizando desde 2021 la Asociación Cultural Taurina y la Escuela Taurina de Palencia, y que tiene la denominación oficial de “Certamen Villa de Ampudia”. En las tres ediciones celebradas hasta el momento han participado casi un centenar de alumnos de más de 20 escuelas taurinas con gran éxito de público y crítica.

Igualmente ha sido escenario en los últimos tres años de distintas fases clasificatorias en los Circuitos de Novilladas de Castilla y León, que promueve desde 2021 la Consejería de Cultura, Deporte y Turismo de la Junta de Castilla y León y organiza la Fundación del Toro de Lidia dentro de la plataforma Liga Nacional de Novilladas. Algunos festejos de esta competición han sido transmitidos en directo desde Ampudia por la televisión autonómica de Castilla y León.

Como complemento de estos festejos se han celebrado en 2022 y 2023 unos interesantes Coloquios taurinos con presencia de figuras relevantes del toreo, ganaderos y periodistas especializados.